Aproximadamente 1 tercio de nuestra vida lo pasamos durmiendo. Y de este tercio aproximadamente un 20 % soñando. Aparentemente mantenemos durante el sueño una absoluta inactividad...
Aproximadamente 1 tercio de nuestra vida lo pasamos durmiendo
Y de este tercio aproximadamente un 20 % soñando. Aparentemente mantenemos durante el sueño una absoluta inactividad. Tenemos los ojos cerrados, respiramos suavemente, el corazón se ralentiza, no prestamos atención a los sonidos y luces en nuestro ambiente (salvo que sean fuertes) y nuestro cuerpo parece una marioneta caída, relajado y con los miembros inertes.
Sin embargo, mientras el cuerpo se ralentiza, el cerebro se activa llegando a superar esta actividad a la que realiza cuando estamos despiertos. Esto es fundamental para nuestra salud física y psíquica.
De hecho, si a una persona se la privara del sueño de forma prolongada, sufriría diversos trastornos físicos y mentales, enloquecería y finalmente moriría (esto se ha utilizado como método de tortura en diferentes épocas y civilizaciones).
El sueño se divide en varias fases.
La fase No REM, que a su vez se divide en 4 fases más y que van desde el sueño ligero hasta el sueño profundo. Y la fase REM (Rapid Eye Movement o Movimiento Rápido de los Ojos) que es donde se producen los sueños. Se genera un ciclo de sueño completo que va desde la fase NoREM 1, 2, 3 y 4 hasta la fase REM y vuelta a empezar. Cada ciclo suele durar un promedio de 90 a 110 minutos, variando según la edad.
“Los sueños son manifestaciones mentales de imágenes, sonidos, pensamientos y sensaciones en un individuo durmiente, y normalmente relacionadas con la realidad.
Soñar es un proceso mental involuntario en el que se produce una reelaboración de la información almacenada en la memoria, generalmente relacionada con experiencias vividas por el soñante el día anterior.” Fuente: Wikipedia.
El cerebro se repara durante el sueño.
Se limpia de subproductos y residuos producidos por las células cerebrales durante su actividad diaria, entre ellos la proteína beta-amiloide, que es la responsable de la enfermedad de Alzheimer.
El cerebro necesita “su” tiempo para realizar este trabajo de reparación y reorganización, tanto psíquica como física. Se ha estimado que necesitamos un promedio de unas 8 horas para que se complete esta labor reparadora, aunque el tiempo que dedicamos a dormir varia según la edad.
Pero… ¿que consecuencias puede traernos el dormir poco o mal?
He aquí algunas de ellas (los beneficios son todo lo contrario a lo expuesto):
1.
Dormir menos de 6 horas diarias multiplica por 4 las posibilidades de sufrir accidentes cerebro-vasculares.
2.
Aumenta el riesgo de cáncer como el de colon y el de mama.
3.
Nos predispone a la obesidad. Ya que al dormir mal tenemos tendencia a comer más al mismo tiempo que en el organismo se reducen los niveles de Leptina, una hormona que regula el almacenamiento de la grasa.
4.
Afecta al páncreas aumentando las posibilidades de sufrir diabetes. Precisamente la obesidad es uno de los principales factores de la diabetes.El dormir poco puede aumentar la resistencia a la insulina en nuestro organismo y disminuir la tolerancia a la glucosa.
5.
Daño en los huesos. La falta de sueño puede reducir la densidad mineral de los huesos y provocar osteoporosis.
6.
Perdida de memoria y sobre todo la de corto plazo. Esto nos puede llevar a padecer un deterioro cerebral y problemas cognitivos permanentes. Lo que nos hace candidatos a sufrir enfermedades como el Alzheimer y la demencia.
7.
Perjudica nuestra presión arterial, aumentando la sistólica. Aumenta la producción de sustancias químicas y hormonas y como consecuencia podemos sufrir diversas cardiopatías, como un infarto de corazón.
8.
Disminuyen nuestros reflejos, nuestra concentración y nuestra capacidad de aprendizaje.
9.
Debilita nuestro sistema inmunológico, lo que nos hace más vulnerables a enfermedades e infecciones.
10.
Baja nuestro rendimiento físico. Nuestro cuerpo no ha descansado y no se ha «reparado» convenientemente por falta de sueño. Nos sentimos cansados y nos dormimos en cualquier lugar.
Otros trastornos que puede provocarnos el dormir poco son, estrés, irritabilidad, ansiedad, depresión, falta de motivación, cambios de humor… etc.
En conclusión, si queremos mantenernos sanos y con una buena calidad de vida, debemos procurar dormir bien las horas necesarias (según la OMS entre 7 y 8 horas diarias), lo contrario nos acarreara nefastas consecuencias para nuestra salud.
Vídeo de ¿porqué soñamos?
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